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lunes, 25 de noviembre de 2019

RETRATOS DE LA CIUDAD DE LA FURIA

La ciudad de Buenos Aires presenta, como toda metrópoli que se precia de serlo, grandes contrastes entre su magnificente belleza y su pavorosa fealdad.

Por un lado se yerguen las monumentales torres edilicias cual si fueran deíficos tótems de acero, vidrio y cemento, representando a unas perversas entidades ahítas de fría eficiencia.

Por el otro tenemos a la verde foresta, imponiéndose ante nuestra embelesada atención en una suerte de vergel primigenio que nos invita a soñar con el salvaje pasado que imperaba en estas vastas tierras.

Esa es Buenos Aires. Un inmenso y variopinto cúmulo de sensaciones a los cuales puedes llegar a amar u odiar… o, muy probablemente, ambas cosas a un mismo tiempo.

Esa es Buenos Aires. Una ciudad de grandes historias, que son tan viejas como su mismísimo origen y tan modernas como los jóvenes que pululan por sus calles inmersos en los constantes avances tecnológicos.

Esa es la Buenos Aires que puede hacerte conocer sus secretos escondidos, sus callejuelas perdidas entre las sombras de los antiguos edificios coloniales. Sus luces, sus sombras. Su riqueza y también su pobreza.

Esa es la increíble ciudad de Buenos Aires con sus pequeños terrores cotidianos, su anodina existencia cargada de rutinas. Sus oscuridades, sus peligros. Su intenso verdor, su frío acero. Su sol reflejado en una charca de sucia agua, sus doradas hojas otoñales. El canto de los pájaros, sus molestas bocinas. 

Esa es la magnífica y ominosa ciudad de Buenos Aires. La reina del Plata. La puta ciudad. La ciudad de la furia.

-GALERIA DE IMÁGENES- 

Las fotografías que se encuentran a continuación fueron sacadas por quien les escribe a lo largo de varios años de exploración ciudadana y el poema, como probablemente ya hayan adivinado, fue escrito por el gran Gustavo Ceratti para el disco de Soda Stereo “Doble Vida” que fue lanzado en el año 1988. 

LA CIUDAD DE LA FURIA
Me veras volar
por la ciudad de la furia
donde nadie sabe de mi
y yo soy parte de todos.
Nada cambiara
con un aviso de curva.
En sus caras veo el temor
Ya no hay fabulas
en la ciudad de la furia.
Me veras caer
como un ave de presa.
Me veras caer
sobre terrazas desiertas.
Te desnudaré
por las calles azules.
Me refugiaré
antes que todos despierten.
Me dejarás dormir al amanecer
entre tus piernas
entre tus piernas.
Sabrás ocultarme bien y desaparecer
entre la niebla
entre la niebla.
Un hombre alado extraña la tierra.
Me veras volar
por la ciudad de la furia
donde nadie sabe de mi
y yo soy parte de todos.
Con la luz del sol
se derriten mis alas.
Solo encuentro en la oscuridad
lo que me une con la ciudad de la furia.
Me veras caer
como una flecha salvaje.
Me veras caer
entre vuelos fugaces.
Buenos Aires se ve tan susceptible.
Ese destino de furia es
lo que en sus caras persiste.
Me dejaras dormir al amanecer
entre tus piernas
entre tus piernas.
Sabras ocultarme bien y desaparecer
entre la niebla
entre la niebla.
Un hombre alado prefiere la noche.

Me veras volver
Me veras volver
A la ciudad de la furia.

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