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domingo, 28 de marzo de 2010

AL PRINCIPIO FUE EL SUPERHOMBRE (2)


4) VOLANDO ALTO


“El esplendor y la mediocridad de la historieta, un negocio jugoso sin duda, no depende únicamente de quienes las venden sino también de quienes las compramos”

Guillermo Saccomano (Ni globos ni figuritas: mediocridad y esplendor de un arte)

El éxito obtenido por Superman hizo que, de manera casi inmediata, se transformara en todo un elemento representativo del comic de superhéroes y de los EEUU mismo. Pero no todo sería tan dulce para los jóvenes e inexpertos autores, cuyas expectativas se hallaban muy por debajo de lo que su creación había logrado generar.


Debido a la gran cantidad de trabajo, tanto en los comics como en las tiras de prensa, Siegel optó por contratar los servicios de otros dibujantes, los cuales se sumaron al floreciente negocio editorial. Aquejado por un creciente problema visual, Shuster se dedicó en lo sucesivo a realizar los bocetos y el rostro del hijo de Krypton, para que luego los nuevos ayudantes se encargaran del acabado final. Entre estos nóveles dibujantes podemos citar a Paul Cassidy, Leo Nowack, Dennis Neville, John Sikela y Wayne Boring, los cuales se encargarían de ir definiendo el futuro del hombre de acero.
El más destacado de todos ellos fue Wayne Boring (1916-1986), quien se vio transformado en el segundo gran dibujante de importancia de la serie, encargándose de definir al Superman de las décadas del 40 y del 50. 

En un principio trabajó como ayudante y entintador, pero finalmente terminó heredando el trabajo de Shuster, primero en las tiras de los diarios y más tarde en los comics books. Dueño de un estilo muy personal, se encargó de añadír un mayor detallismo a la musculatura del personaje, modernizando su estilo y tornándolo en una figura más poderosa que la original. Boring trabajaría en la serie durante 26 años de su vida.

Hacia 1940 la venta de las revistas Action Comics y Superman habían llegado a la friolera de 1.400.000 ejemplares, por lo que al año siguiente una nueva colección llamada World´s Finest, derivada de un anual llamado New York World´s Fair, salió a la venta. Si bien en un principio no trabajaban todavía juntos, aunque si aparecían en las portadas, en dicha publicación compartiría protagonismo con el dúo heroico conocido como Batman y Robin.

Pero la cosa no terminaría en las páginas escritas ya que, aunque les parezca mentira, las famosas frases como “¡Este es un trabajo para Superman!” y “¡Arriba en el cielo...!” no nacieron precisamente en los comics sinó en un medio que por esos tiempos se hallaba en gran auge. 

En febrero de 1940, la Mutual Network comenzó la emisión radial de un serial dedicado a narrar las aventuras de Superman, el cual llegaría a durar 11 años. Con producción de George Lowther y guiones de Jessica y Robert Maxwell, los cuales fueron magistralmente adaptados por B. P. Freeman, este programa de radio traería consigo vientos vivificadores para la historia de este popular superhéroe

Entre las geniales ideas que nacieron de sus numerosas emisiones, se destaca la aparición de la Kryptonita, un mineral radiactivo del planeta natal que podía matar a Superman, el personaje de Jimmy Olsen (que más tarde aparecería en Superman # 13) y la conformación del dúo Superman-Batman, que unirían sus fuerzas para luchar contra los villanos de turno.

Las voces estuvieron a cargo de ClaytonBudCollier (Superman/Clark Kent), Joan Alexander (Lois Lane), Agnes Moorehead (Lara), Julian Noa (Perry White), Jackie Kelk (Jimmy Olsen) y Jackson Beck (narrador). El éxito fue tremendo y, por supuesto, no había niño que se perdiera algún capítulo del mismo, logrando que Superman continuara creciendo más y más.

Corría el año 1941 y en la pantalla de los cines Superman cobró movimiento en una serie de cortos animados realmente sorprendentes, todo ello gracias a la labor de los hermanos Dave y Max Fleisher. Con un costo aproximado a los U$S 50.000 cada uno, fueron producidos 17 episodios entre septiembre de 1941 y julio de 1943 en los que el hombre de acero se vio enfrentado a científicos locos, gánsteres, volcanes, robots gigantes, criaturas aladas, dinosaurios, momias, japoneses y alemanes.


La técnica usada para la animación sería conocida como Rotoscopía, en donde eran filmadas personas reales sobre los cuales eran dibujadas las figuras animadas, un método que ya había sido utilizado por los mismos creadores en el largometraje animado Los Viajes de Gulliver (1939). Este novedoso método, más el adecuado manejo de las luces y sombras que se aunaban a un estilo netamente Art Decó, le otorgaron a esta creación un dinamismo muy particular, que aun hoy conserva todo su poder visual, a pesar de lo ingenuos que resultan sus guiones. La música de los mismos estuvo a cargo de Sammy Timberg y las voces fueron las mismas que las escuchadas en el serial de radio.

Si bien Superman volaba triunfante por los cielos de Metrópolis, impidiendo que el mal hiciera de las suyas, los tiempos estaban cambiando para él y para todos los superhéroes creados bajo su égida. Alemania, Rusia y Japón habían unido sus destinos, erigiéndose en los representantes de un nuevo eje de poder mundial y su negra sombra iba aposentándose lentamente sobre un mundo muy asustado.

Como era de esperar, los superhéroes, que eran los fieles representantes de la democracia y el modo de vida americano, debían ir al frente de guerra.

5) ¡SUELTEN LOS COMICS DE LA GUERRA!

“Durante estos últimos años una oleada diabólica ha recorrido el mundo. Se llama fascismo. Esta moderna plaga ha aplastado naciones amantes de la paz. Nosotros combatiremos la amenaza hasta que estas hordas sean aniquiladas y de nuevo la decencia y la humanidad sean restauradas”
Discurso de Superman en una tira de prensa (McClure Newspaper Syndicate –1942-)

Si bien Europa había entrado en un cruento conflicto bélico contra el tercer Reich, el gobierno y el pueblo norteamericano no se hallaban deseosos por inmiscuirse en asuntos que se hallaban más allá de sus fronteras.

No pasaría lo mismo con los héroes que pululaban en las revistas de historietas.

En 1940, la revista Look publicó una nota en la cual hablaba sobre el creciente éxito de Superman. Al artículo se le sumó una historieta de apenas dos páginas, realizadas por los mismísimos Jerry Siegel y Joe Shuster, en la cual el Superchico se encargaba de parar las ansias conquistadoras de Adolph Hitler y Joseph Stalin (por esos tiempos aliado al nazismo) entregándolos a un tribunal internacional para ser juzgados por sus impíos actos.

Todo esto enfureció al líder de la nación alemana y a Goebels, el ministro de propaganda del Reich, el cual lo tildó de “Judío circuncidado, tanto física como espiritualmente”. Incluso el diario del partido Daz Schwertz Korps criticó duramente al personaje acusándolo de ser una fantasía degenerada, producto de demócratas liberales.

¡Todo ese despelote por una simple revista de historietas!
Desde el inicio mismo de la guerra europea, los guionistas y dibujantes de comics tomaron inmediato partido por el intervencionismo norteamericano en el conflicto que sería conocido como la Segunda Guerra Mundial, enviando a sus poderosos personajes de papel al frente de guerra.

Luego del ataque a Pearl Harbor y la posterior entrada de los EEUU en la conflagración, el número y variedad de comics books de caracter superheróico crecieron de manera exponencial hasta llegar a una tirada mensual de 23 millones de ejemplares, con más de 400 personajes diferentes y a la vez iguales entre si, los cuales eran consumidos principalmente por los niños, adolescentes y los jóvenes soldados que cruzaban el Atlántico y el Pacífico para luchar contra los enemigos de la libertad.


Los guiones de los mismos no brillaban por su originalidad, mostrándonos únicamente a seres poderosos e invencibles, vestidos con variopintos trajes que representaban en mayor o menor grado los colores de la bandera estadounidense, que luchaban a brazo partido contra saboteadores, tanques, submarinos, aviones o terribles armas secretas. Por supuesto, el gobierno norteamericano potenció todo este delirio, pues los comics actuaban como una acertada propaganda política, social y cultural fácil de ser absorbida por el público lector.

¡Ni que hablar lo contentos que estaban los editores, mientras contaban los fajos de dólares que caían en sus manos!

Durante esa violenta etapa de la historia mundial, uno de los aportes más valiosos dentro de la extensa mitología del hombre de acero fue sin duda una novela llamada “Las Aventuras de Superman, escrita por George F. Lowther (1913-1976) e ilustrada por Joe Shuster. Este autor, que había escrito guiones para varios radioteatros de la Mutual Network, ofreció a los fans una interesante historia en la que un novato Clark Kent y su compañera Lois Lane deben investigar la aparición de un supuesto barco fantasma, hecho que los llevará a verse involucrados en una aventura de espionaje ambientada durante la segunda guerra mundial.

Lo más destacable de este libro son los primeros capítulos, en donde se narran los sucesos que llevaron a la destrucción del planeta natal de Superman, la llegada del pequeño Kal-el a la Tierra, su infancia entre los Kent y su llegada a Metrópolis, temas que habían sido tratados de manera superficial en los comics.
Lamentablemente, este material ha permanecido casi inédito desde su publicación y, como deben suponer, no existe ninguna versión en castellano del mismo. Por suerte, gracias a la inefable y nunca bien ponderada Internet, tuve la oportunidad de leerlo. Si bien su desarrollo es muy sencillo, el mismo no deja de tener cierta frescura que lo torna en un producto muy entretenido e imprescindible para todos aquellos que todavía amamos este personaje.

Con la guerra en pleno auge, la industria de los comics creció de manera imparable, aunque no en calidad. Esta realidad sería la encargada de llevar a esta floreciente industria a una pronta decadencia y a su casi extinción.

¿Será el final de nuestro exitoso superhéroe?

En la próxima entrega: amigos y enemigos se encargarán de que el mito del hombre de acero crezca aun más. Pero un nuevo superhéroe hace su aparición en el barrio, llegando incluso a hacerle sombra al exitoso hijo de Krypton.

miércoles, 24 de marzo de 2010

SUPERMAN: AL PRINCIPIO FUE EL SUPERHOMBRE (1)

La historia del hombre de acero desde antes de su creación hasta el inicio de la edad de plata de los comics.
1) INTRODUCCIÓN

“Todo Ese tiempo sentimos que hubo algo que era diferente. Algo que el público realmente guardó en su corazón”
Jerry Siegel

1938...


... en Alemania es descubierta la fisión nuclear, uno de los primeros pasos para la fabricación de la bomba atómica.

...El Japón continúa con la ocupación del territorio chino.

... Joseph Stalin consolida su poder en la Rusia comunista, tras eliminar a Nicolai Bujarin.

... Adolph Hitler anexiona a Austria y parte de Checoeslovaquia al Tercer Reich.

1938 fue un año en que el mundo se hallaba al borde de una guerra jamás imaginada. Un mundo terrible, sumido en la depresión y el desasosiego. Un mundo que se hallaba necesitado de alguna figura heroica que la protegiera del destino que le estaba esperando a la vuelta de la esquina.

Alguien excelso, casi un dios, de increíble fuerza que encauzara el camino de aquellos que solo querían aprovecharse de los más débiles.

Ese fue el momento ideal para que, en un oscuro tablero de dibujo, se gestara un personaje que, inmediatamente, llegaría a cautivar a grandes y a chicos por igual, desarrollando un género de historietas que aun hoy persiste luego de más de 70 años de existencia.

¡Arriba en el cielo! ¿Es un ave? ¿Es un avión? ¡¡No!! ¡¡Es Superman!!... y he aquí su historia.

2) EL HÉROE ANTES QUE EL SUPERHÉROE

“La inspiración es una cosa misteriosa, nadie sabe cuando aparece, o como”
Stan Lee

Si bien el último sobreviviente del planeta Kriptón vio la luz en 1938, la historia del mismo es varios años más antigua. Años llenos de fracasos y rechazos.

Corría la década del 30 y una profunda depresión económica campaba a sus anchas por todos los EEUU. Miles de personas, del día a la noche totalmente empobrecida, hacían largas colas para obtener algo caliente para llevarse al estómago. Esa eterna desesperanza y lucha por sobrevivir se transformó en el terreno ideal para el auge de las novelas e historietas de aventuras, las cuales tuvieron la misión de trasladar al lector hacia exóticos y fantásticos mundos, muy alejados de las rudas realidades que se vivían día a día.

Personajes como Tarzan, Buck Rogers, Dick Tracy, Mandrake el mago, Terry y los Piratas y otros tantos cumplieron dignamente con ese cometido desde las tiras diarias publicadas en los periódicos y en el naciente formato impreso conocido con el nombre de comic book. Este último medio de lectura, unos cuadernillos de 25 x 18 centímetros en donde se recopilaban las historietas publicadas en la prensa y material inédito, nació a expensas de Harry Wildenberg y Max C. Gaines, pero el mismo no alcanzaría su verdadero status cultural hasta pasados varios años de su creación, cuando el concepto del superhéroe se afianzó con fuerza en la imaginería popular.

Dentro de todo este contexto cultural y social, dos entusiastas jóvenes juntaron sus pareceres en un intento por lograr un venturoso futuro dentro del campo de la historieta. El primero de ellos se llamaba Jerry Siegel (1914-1996), al cual le gustaba escribir guiones y diseñar personajes, y el otro fue Joe Shuster (1914-1992), que se dedicó a plasmar en el papel las ideas de su amigo.

Basándose en las figuras heroicas de las novelas pulp y las historietas; como Doc Savage, el Tarzan de Harold Foster, la novela Gladiador de Philip Wyle, John Carter de Marte y el Zorro; estos dos autores crearon un personaje que se caracterizaría por su gran poder físico, que lo pondría por encima del común de los mortales.


Siegel y Shuster ya había usado con anterioridad este concepto, en la historia The Reing of the Superman (Science Fiction # 3 –1933-) en donde un hombre se transformaba, tras un experimento, en un oscuro villano que, gracias a su gran poder mental, sojuzgaba el planeta entero. Tomando esa idea, y decididos a lograr su publicación en los medios escritos, cambiaron al malvado personaje en un ser de características heroicas.

Entre 1934 y 1938, Siegel y Shuster presentaron la idea en McClure Syndicate, United Features Syndicate, Bell Syndicate e incluso ante varios editores de comics (entre ellos el famosísimo dibujante y guionista Will Eisner) siendo sistemáticamente rechazados por todos ellos, ya que no vislumbraban el más mínimo futuro para ese género de historietas.

¡Mira que eran bo... digo, tontos!

Desalentados, los dos jóvenes creadores se dedicaron a trabajar en otros personajes, como Doctor Occult (New Fun –1936-), Federal Men (New Comics –1936-) y Slam Bradley (Detective Comics –1937-), su primer trabajo de importancia, que les abriría las puertas para que su creación más querida saliera del oscuro cajón en el cual había sido guardado.

3) ASÍ HABLARON SIEGEL Y SHUSTER

“Superman es la personificación psicológica adolescente: el hombre más poderoso del mundo. Se trata de un héroe creado por niños para niños”
La historia de los comics –Jim Steranko

Dejando de lado sus temores por un nuevo fracaso, los dos jóvenes autores presentaron la historia de Superman a Max Gaines y Sheldon Mayer, que por esos tiempos trabajaban en McClure Syndicate. Los mismos, intuyendo cierto potencial en la obra, decidieron enviarlo a Harry Donenfeld de la National Periodical Publications. Este editor, junto a Vincent Sullivan, se arriesgó a publicar las 13 páginas que conformaban la labor de Siegel y Shuster, la cual formó parte de un nuevo comic book de aventuras.

En Abril de 1938 salió a la venta la revista Action Comics # 1 y el mundo del comic norteamericano ya no volvió a ser el mismo.

En la misma, un nuevo tipo de héroe hacia su presencia como vigilante. Sus enormes habilidades (superfuerza, velocidad y una piel impenetrable a las balas) lo ayudaban a combatir el crimen en una ciudad asediada por las oscuras fuerzas del mal.


Pero... ¿Quién era este superhéroe? ¿De donde venía? ¿Cuáles eran sus verdaderas motivaciones? ¿Dónde se escondía cuando no se lo necesitaba?

Poco a poco todos esos secretos fueron develándose al lector ya que, lejos de transformarse en un fracaso, la historia del hombre de acero se transformó en un incuestionable éxito.

De los 200.000 ejemplares editados de Action Comics # 1 se vendieron nada menos que 130.000, una barbaridad para esos tiempos, en tanto que el número 4 alcanzaría el record de medio millón de ejemplares vendidos. Los chicos, y los no tan chicos, amaban a su nuevo héroe.

El Superman original era bastante diferente del que hoy conocemos. Sus inmensos poderes se debían a que provenía de un planeta altamente evolucionado, cuyos habitantes se habían transformado en superhombres. Otra de las diferencias era que este fantástico personaje no estaba considerado como un héroe por las autoridades, que lo veían únicamente como un vigilante fuera de la ley, ya que sus métodos para atrapar a los malos eran bastante cuestionables, muy alejados de la límpida imagen que suele tener en la actualidad.

Los guiones de Siegel se hallaban muy relacionados con las condiciones político-sociales de esos tiempos, con gobernantes y empresarios corruptos, saboteadores y alguno que otro científico loco, como el Ultrahumanita (Action Comics # 14 –1939-) y Lex Luthor (Action Comics # 23 –1940-).

¿Cómo posible era que el lector se había identificado tanto con esa suerte de semidios? El secreto de ese éxito radicaba en que Superman no siempre era Superman pues, para tener una vida normal, poseía una doble personalidad. Esa identidad secreta era la de un tímido reportero llamado Clark Kent, un personaje anodino que, cuando era necesaria su ayuda se cambiaba su traje por su uniforme rojo, azul y amarillo y luchaba por la libertad, la justicia y el modo de vida americano. ¡El mejor sueño que todo pibe podía llegar a tener!

El dibujo también fue todo un suceso para la época. Si bien no era una luminaria, Shuster fue un auténtico pionero de la ilustración, creando viñetas de gran tamaño, incluso de página entera, que le otorgó una mayor espectacularidad y detallismo a la trama argumental, con la presencia de personajes dotados de gran fuerza y dinamismo. Cabe destacar que como modelo para Superman, tomó prestada la imagen de Douglas Fairbank, un famoso actor de las películas mudas de los años 20.


Si bien Superman se erigió como el primer superhéroe, no sería el único. Miles de personajes de similar factura vieron de inmediato la luz: Batman (Detective Comics # 27), The Sandman (Adventure Comics # 40), Flash (Flash Comics # 1), Hawkman (Flash Comics # 1), The Spectre (More Fun Comics # 52), Wonder Woman (All American Comics # 8) y Justice Society of America (All Star Comics # 3) y así fue como el género superheróico se transformó en un aporte netamente norteamericano a la cultura comiquera. Sin duda, fueron unos auténticos embajadores culturales que, apoyados por un sólido aparato industrial y comercial, trascendieron las fronteras hacia todo el mundo. Sus brillantes trajes multicolores y sus extraños poderes deslumbraron a las masas, dando inicio a una época que sería conocida como Edad Dorada de los comics.

El éxito del hombre de acero no se limitó a una sola publicación, ya que en 1939 apareció una nueva colección de 64 páginas llamada Superman. En la misma se reeditaron las historias aparecidas en Action Comics más el aporte de nuevos guiones.

Para ese tiempo también dio inicio la publicación de las tiras diarias en los periódicos, permitiendo un mayor desarrollo de los personajes y situaciones, al ser las historias más largas que las de los comic books. Para 1941, el medio que había rechazado sistemáticamente la idea de un personaje superpoderoso publicaba sus aventuras en más de 300 diarios.

El mito de Superman, y el gran negocio que había generado, parecía estar marchando viento en popa. Pero no todo iba a ser dicha para los creadores y su creación.


Era ya el año 1939 y Hitler había invadido Polonia, primer paso hacia una guerra de características globales. La realidad del mundo había dado un giro de 180 grados. ... Y Superman tuvo que combatir por la libertad y la democracia en el frente de guerra.

En la próxima entrega: Superman vuela tan, pero tan alto que se escapa de las páginas de los comics hacia otros medios. Pero no todo es felicidad, pues los vientos de la guerra están soplando muy fuerte desde el continente europeo... y el hombre de acero no permanecería impasible.

domingo, 21 de marzo de 2010

BIENVENIDOS A EL OMEGA: El Fin de todas las cosas


Desde que tengo memoria el vasto universo de la ciencia ficción, la fantasía y el terror me ha acompañado en cada etapa de mi vida, como si fuera una especie de hermano esquizofrénico, travieso y un tanto maligno.

Cuando mis ojos se vieron encandilados por el hipnótico poder de las páginas de una revista de historietas o el parpadeo de la tan famosa (y nunca bien comprendida) caja boba, mi mente sufrió un clic emocional en alguna de sus partes más recónditas y oscuras.

Fue allí donde me di cuenta que estaba irremediablemente atrapado en las fauces de un mundo de irrealidades।¡Y fue increíble!

Soy lo suficientemente “viejo” como para recordar al Capitán Marte y el XL 5, el Billiken con las historietas de Ultraman, los Sábados de Superacción, las Nuevas Dimension gallegas y otras antigüedades que mejor ni pensar।

Pero a su vez también soy lo suficiente-mente “pendex” como para no haber perdido la sensación de lo maravilloso... ese niño terrible y amado que todavía cree poder volar, comandar enormes naves espaciales o luchar, a espada y hacha, contra las fuerzas de la oscuridad.

Ahí esta el porque de este blog... el poder recuperar al sorprendido niño que todos lle-vamos dentro y al que por vergüenza muchas veces no queremos dejarlo salir a jugar.

¡El fin de los tiempos está llegando y, mal que nos pese, el futuro es hoy!

¡Ya es hora de dejar de ser fantasmas deambulando tras el dinero y el ansia de poder!
¡Pónganse unos pantalones viejos y un par de zapatillas rotosas!

¡Tratemos de soñar que todavía podemos volar, comandar una gigantesca nave espacial o luchar, a espada y hacha, contra las fuerzas de la oscuridad!

¡Maravillémonos!

Ese es el sentido de El Omega. Ese es el fin de todas las cosas...

El volver a encontrar a ese hermano esquizofrénico, travieso y un tanto maligno largamente perdido.

TERRAMAN