Por Daniel
Barragán (Alias Terraman)
“Creo que la magia en general es una idea
maravillosa. Si existe en la realidad, es mucho más difícil de contener y
controlar que en cualquier comic”
Neil
Gaiman
Muchos de
ustedes se preguntarán el porque de su fascinación por los comics, y eso lo sé muy bien pues yo
mismo me hago muchas veces esa misma pregunta...
... y
hablando con franqueza, no sé que contestar.
Pero si
pongo en funcionamiento los engranajes de ese pobre cerebro que habita dentro
de mi dura masa craneal, nuevamente logro ver a ese niño que, durante muchas
tardes de cálido verano, soñaba con que era posible volar y que incluso podía
llegar a tener el suficiente valor como para llegar a salvar al mundo de su
locura.
Creo que
tan solo aquel que haya llegado a recordar esos tiempos pasados podrá llegar a
comprender el porque de esos sueños. Muy probablemente, el resto de la gente se
me quedará mirando con una sonrisa socarrona en su rostro, creyendo que son
seres más adultos... más serios... mejores seres humanos.
Creo que,
a veces, me dan mucha pena.
Todos
sabemos muy bien que el mundo de los comics no es el de la realidad. Yo, a pesar
de mi fanatismo, también soy consciente de ello. Pero este es mi artículo y al
final de cuentas yo dicto las reglas de este muy particular mundo que he
logrado inventar.
Así es que,
mis queridos comicadictos, pongan en funcionamiento a ese chico que todavía se
halla dentro de ustedes y traten de imaginarse lo que les voy a contar a
continuación.
Imagínense
estar leyendo un comic como el que viene a continuación:-
Escena de
la primera viñeta: se observa un plano general de la calle de una ciudad
cualquiera. En ella un grupo de personas se halla mirando asombrada hacia el
cielo. Varios de ellos están señalando hacia arriba.
Hombre
señalando al cielo: ¡Arriba en el cielo!
Mujer
asombrada: ¡Es un ave!
Mujer 2:
¡Es un avión!
Hombre 2:
¡No! ¡Es el helicóptero de la policía que nos está vigilando!
Abucheo
general del público
Fin del
comic
Con estas
“muuuy” desilusionantes frases se iniciaría... y terminaría lo que
probablemente sería la aventura diaria de nuestras vidas en el mundo real, si
esta fuera llevada a los comics.
Sin
superhéroes... sin supervillanos... sin monstruos ni extraterrestres… simplemente
la cruda realidad.
¡UN BODRIO
RECONTRAABURRIDO!
Alan Moore |
A pesar de
este casi inviolable precepto, unos pocos guionistas han logrado apartarse de esa
premisa y dotaron a los héroes de una dimensión humana mucho más interesante.
Estos autores quisieron mostrarnos que, a pesar de los enormes poderes y
habilidades que parecen encumbrarlos por encima de la gente común, dichos
superhéroes son tan solo seres humanos afligidos por las debilidades y errores
que aquejan a todos los mortales que medran sobre nuestro atribulado planeta.
Uno de ellos
fue sin duda Alan Moore, cuyos guiones lograron revitalizar algunos mitos
superheroicos como Superman y La Cosa del Pantano (Swamp Thing),
explorando facetas nunca antes imaginadas para estos personajes.
Una de sus
obras consagratorias, y que tiene más que ver con el tema que estamos tocando,
fue Watchmen que fue creada en 1987 para la Editorial DC, junto al ilustrador Dave
Gibbons.
Watchmen |
Este comic
encaró de un modo muy adulto el tema de los superhéroes, exponiéndolos como
seres humanos reales. En un principio parece sencillo en su concepto pero, a
medida que avanzamos en el desarrollo del guión, nos vamos dando cuenta que
estamos transitando a lo largo de una intrincada y deliciosa trama repleta de
imágenes icónicas que nos sorprenden.
El desarrollo del mismo nos lleva de la mano hacia una especie de mundo
ucrónico en el que los EEUU han ganado la guerra de Vietnam, Nixon se perpetúa
en el poder y los héroes son una incuestionable realidad. Acosados por las
debilidades de su propia humanidad, estos vigilantes enmascarados deberán
lidiar con aquellos a quienes quieren proteger, los cuales los odian y temen
por lo que estos coloridos personajes representan.
El delicado equilibrio de
poder mundial y el creciente caos parecen conducir a un inevitable
enfrentamiento nuclear entre las grandes potencias y tan solo uno de esos
justicieros, un auténtico superhombre, tiene la posibilidad de evitar el
holocausto: el deífico Doctor Manhattan, cuyo inmenso poder lo coloca por
encima de las virtudes y defectos de la humanidad.
Sin dudas,
una magnífica historia, con un concepto visual y argumental irrepetible en las
posteriores obras que tratarían de emularlo.
Aun así,
Moore no fue el único guionista que tocó estos temas. Otros creadores como Mark
Waid (Kingdom Come), Chuck Dixon (Código de Honor) y Kurt Busiek (Astro City) también
se encargaron de explorar esta curiosa interacción entre la realidad y la
fantasía, colocándonos en un posible mundo en el que los héroes forman parte de
la vida cotidiana.
Pero aun
así, la realidad se encarga de demostrarnos con dureza que, aunque lo lamentemos, los
superhéroes no existen.
Pero, ya
que empezamos a charlar sobre este tema, hagamos un ejercicio de imaginación y
analicemos una posible comparación entre ambos mundos.
Puede
llegar a ser gracioso... ¿o no?
En el
mundo del comic: Los
científicos locos quieren envenenar el agua potable de la ciudad con sustancias
que nos transformarán en zombis que obedecerán ciegamente a su malvado amo.
En el
mundo real:
Científicos que no están tan locos quieren envenenar nuestro medio ambiente con
pesticidas, radiación o infecciones como el SIDA, el Antrax o el Ébola.
En el
mundo del comic: Los
héroes visten coloridos trajes, con los calzoncillos por arriba del pantalón.
Encima, los ciudadanos los aman y los respetan y, como es de esperar, los cacos
les temen.
En el
mundo real: Si un
tipo sale en calzones por la calle... lo arrestan por exhibicionista o demente. Encima,
la gente se reiría de él y los cacos lo cagarían a trompadas.
En el
mundo de los comics: El
Hombre Araña, El Increíble Hulk, Daredevil y Los Hombres X obtuvieron sus
poderes al verse expuestos a la radiación.
En el
mundo real: Los habitantes
de Hiroshima, Nagasaki, Chernobyl y Fukushima obtuvieron sus muertes al verse
expuestos a la radiación.
En el
mundo del comic: El
Doctor Fate, El Doctor Extraño, Zatana y otros seres místicos luchan contra
demonios extradimensionales y malvados brujos. Todo ellos sin pedir ninguna
retribución a cambio.
En el
mundo real: El doctor
Totito, Atchisra, el mago Cacarulo, Forrangel y otros pseudomísticos de la tele
luchan por obtener un mayor rating televisivo... y de paso ver si pueden
embocar algún vaticinio, pidiendo una cuantiosa retribución a cambio.
En el mundo del comic: Flash obtuvo su increíble supervelocidad al verse expuesto a una combinación de productos químicos y un rayo que casualmente pasaba por ahí.
En el
mundo real: Si a un
tipo le cae nada más que un frasquito con acido acético y encima un rayo, lo
tienen que llevar corriendo al Instituto del Quemado.
En el
mundo del comic:
personajes malvados como Luthor, Kingpin, el Barón Zemo y Brainiac planean
dominar el mundo con una serie de estrafalarios planes.
En el
mundo real: Trust
corporativos, Políticos inescrupulosos y Zares de la droga planean dominar al
mundo con no tan estrafalarios planes.
... y así
podríamos llegar hasta el hartazgo con estas tan extrañas como inútiles
comparaciones. Por suerte nos ha tocado vivir en el mundo real, pues el que nos presentan en los comics es ridículo... una simple fantasía.
Jamás de
los jamases podremos encontrar comparación alguna entre uno y otro.
En el mundo de los comics los superhéroes pueden convertirse en peligrosos villanos... |
...pero nunca serán tan peligrosos como algunos "héroes" que pueblan nuestra realidad. |
¡¡JA JA JA JA JA JA JA JA JA!!
¡¡QUE
MUNDO DE MIERDA TENEMOS!!
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