DENLE UNA OPORTUNIDAD A LA PAZ
FICHA TÉCNICA
Bernard
Herrmann realizó la banda sonora, el cual usó una serie de instrumentos
atípicos como el Theremin (un tipo de instrumento electrónico manejado por el
Dr. Samuel Hoffman y Paul Shure), órganos Hammond, vibráfonos, timbales, arpas,
instrumentos de viento y cuerda, que fueron mezclados con técnicas de
sobregrabación e inversión de la cinta.
FICHA TÉCNICA
El
Día que Paralizaron la Tierra/Ultimatum a la Tierra (The Day the Earth Stood
Still –Twentieth Century Fox Film Corporation-1951-)
Dirección:
Robert Wise
Producción:
Julian Blaustein
Guión:
Edmund H. North (basado en el cuento Farewell to the Master de Harry Bates)
Música:
Bernard Herrmann
Dirección
de arte: Addison Hehr y Lyle Wheeler
Decoración
del set: Claude Carpenter y Thomas Little
Efectos
especiales: Melbourne Arnold, Fred Sersen, LB Abbott, Lyman Hallowell, Ray
Kellogg y Emil Kosa.
Protagonistas: Michael Rennie
(Klaatu), Patricia Neal (Helen Benson), Hugh Marlowe (Tom Stevens), Sam Jaffe
(Profesor Jacob Barnhardt), Billy Gray (Bobby Benson), Francis Bavier (Miss
Barley), Lock Martin (Gort), Patrick Aherne, Holly Bane, Oscar Blanke, Marshall
Bradford, John Brown y John Burton.
Duración:
92 min.
“Klaatu
Barada Nikto”
Es
muy probable que a todos ustedes, queridos amigos del blog, les resulte más que
conocida esta extraña expresión, pues la misma se ha transformado en una de
las frases más célebres de la historia de la cinematografía de ciencia ficción,
junto a otras tan famosas como “Luke, yo soy tu padre” de Star Wars V: El
Imperio Contraataca (Star Wars Ep. 5: The Empire Strike Back-1980) o “¡Volveré!” de la inolvidable Terminator (1984).
En
1940, la revista Astounding publicó el cuento “Farewell to the Master”, escrito
por Harry Bates, en la cual un extraterrestre que había llegado a la Tierra en
misión de paz era asesinado. Tomando el concepto de este relato corto, Edmund
H. North escribió un guión que se transformaría en un poderoso alegato
antibélico que lo alejaría sustancialmente de las producciones de clase B tan
características de esos tiempos tan particulares.
Un
platillo volador aterriza en plena ciudad de Washington, a la vista de todo el
mundo. Del mismo emerge un extraño visitante de las estrellas, acompañado por
un inmenso y poderoso robot de características humanoides.
¿Se
trata acaso de una artera invasión extraterrestre?
Todo
lo contrario… el inesperado visitante es Klaatu (Michael Rennie) el cual ha
sido enviado a nuestro planeta para exhortar a todas las naciones del mundo a que
cesen sus actividades bélicas y se avengan a convivir en pacífica coexistencia,
so pena de destruir totalmente el planeta si así no sucediera.
A
fin de poner en hechos dichas palabras, hará que todo tipo de energía
(eléctrica, motriz y atómica) se vea totalmente paralizada.
Por
cierto que nos encontramos ante una película totalmente atípica para los
tiempos que corrían. En los albores de la era atómica y envueltos en el
contexto de la guerra fría entre la Unión Soviética y EE.UU., la maquinaria hollywoodense
se había impuesto la rentable tarea de alertar a los buenos ciudadanos sobre
los peligros inherentes a una posible infiltración comunista en suelo
norteamericano.
Todo
esto llevó a que salieran al ruedo un montón de películas de corte paranoico,
en donde esos temores eran presentados bajo la forma de oscuros personajes cuyo
único objetivo era sojuzgar las mentes y las almas de aquellos que disfrutaban
las mieles de la democracia.
La
ciencia ficción se transformó en una
excelente metáfora para todos esos miedos, produciendo una gran cantidad de
films en donde la amenaza roja se hallaba representada por monstruosas e
inhumanas criaturas extraterrestres, dueñas de una avanzada tecnología… pero
carentes de sentimientos tan humanos como la compasión o el amor.
A
diferencia de todas estas producciones, El Día que Paralizaron la Tierra no nos
presenta a un monstruo sino a alguien que es como nosotros. Klaatu es un ser
humano sensible, representante de una comunidad galáctica sumamente avanzada, que viene a alertarnos sobre nuestra insensatez de creernos
entidades superiores, un pequeño detalle que únicamente puede conducirnos a la total autodestrucción.
Sin
duda alguna, un novedoso discurso pacifista para una época en donde esa tan
mentada paz pendía de un hilo muy, pero muy delgado.
A todo eso, también debemos sumarle las connotaciones religiosas presentes a lo largo de todo el film, como lo fue el nombre adoptado por el extraterrestre para mezclarse con la población
(Carpenter= Carpintero) y su muerte, con la posterior resurrección, que lo acerca
de manera más que evidente a la pasión de Jesucristo… un tema sumamente
controvertido para la inclemente censura impuesta por el Código Hays.
A
pesar de todas esas contras, la película fue un gran éxito de taquilla,
llegando a recaudar el doble de lo que había sido invertido en su producción.
La
dirección estuvo a cargo de uno de los grandes directores de Hollywood: Robert
Wise (1914-2005), entre cuyos logros podemos nombrar La Maldición de la Pantera
(The Curse of the Cat People -1944-), El Profanador de Tumbas (The Body
Snatcher -1945-), Las Ratas del Desierto (The Desert Rats (1953), Amor sin Barreras (West Side Story -1961-), La Mansión
Embrujada (The Haunting -1963-), La Amenaza de Andrómeda (The Andromeda Strain
-1971-), Hindenburg (The Hindenburg -1975-) y Viaje a las Estrellas La Película
(Star Trek: The Motion Picture -1979-).
Aparte
de la soberbia actuación de Michael Rennie en el papel de Klaatu, el reparto
actoral estuvo conformado por Patricia Neal (como Helen Benson, la única que
comprende cabalmente las motivaciones del extraterrestre), Hugh Marlowe (es Tom
Stevens que, cual Judas, entrega a Klaatu a las autoridades) y Billy Gray (el
niñito de turno presente en cualquier película de corte fantástico que se precie de serlo).
Michael Rennie y Patricia Neal |
La
filmación en exteriores fue llevada a cabo en los estudios de la
20th Century Fox, situados en California, y otras se realizaron en Washington, aunque es de destacar que ninguno de los protagonistas viajó allí para la
realización de la película.
Los
efectos especiales corrieron por cuenta de Thomas Little y Claude Carpenter
que, junto al arquitecto Frank Lloyd Wright, diseñaron la nave extraterrestre y
los sets correspondientes al interior de la misma.
Mención
aparte la merece el robot Gort, que fue interpretado por un acomodador del Teatro
Chino Graumann llamado Lock Martin que medía 2.31 metros de altura. Para
personificar al androide, debió vestirse con un pesado y sofocante traje de
goma, que estaba pintado de tal manera que simulaba una aleación metálica. Para
evitar el agotamiento, el periodo de filmación de los segmentos en que Martin
aparecía no era mayor a media hora.
Su
imponente y silenciosa presencia nos hace dar cuenta de manera inmediata que no
se trata precisamente de un simpático robotito, dispuesto a obedecer ciegamente
cada uno de nuestros caprichos. Por el contrario, Gort es un poderoso
representante de la fuerzas policial de una comunidad galáctica que no se haya
dispuesta a permitir que el hombre lleve su salvajismo a las estrellas.
No cabe duda alguna que, al intentar que la película fuera lo más realista posible, Robert Wise se encargó de construir un vigoroso relato antibélico al que nadie pasó desapercibido. El tiempo se encargó de transformarlo en todo un clásico del cine de ciencia ficción.
No cabe duda alguna que, al intentar que la película fuera lo más realista posible, Robert Wise se encargó de construir un vigoroso relato antibélico al que nadie pasó desapercibido. El tiempo se encargó de transformarlo en todo un clásico del cine de ciencia ficción.
En
el año 1952, tuvo el mérito de recibir un Golden Globe honorífico por promover
el entendimiento internacional. En 1995 fue seleccionada para su preservación en
el National Film Registry, que la consideró como un patrimonio cultural,
histórico y estéticamente significativo. También, en 2001, recibió el
reconocimiento del American Film Institute.
Una
película infaltable para todo aquel que se considera un fan de la ciencia
ficción y del cine.
...y
no, no esperen en lo absoluto que hable sobre la “remake” (¿No les tiene
podrido esa palabreja?) de 2008, protagonizada por Keanu "Neo" Reeves y la bellísima Jennifer Connelly.
GALERÍA DE IMÁGENES
Las imágenes presentes son capturas de pantalla realizadas por mí, a partir de la edición en DVD de esta película. Espero que las disfruten
Muy bueno Daniel, tengo que ver esta peli.
ResponderEliminarcopio y pego la critica para el sabado que viene ya que el dia q paralizaron la tierra sale en cosas de bichos!
vivan los clasicos!!
Excelente articulo amigo, tengo esta pelicula y te digo que no tiene desperdicio como ya lo habras visto.
ResponderEliminarSalu2
Un cordial saludo ante todo. He leido dos de sus articulos (la muerte no les sienta bien y este), los cuales me parecieron muy interesantes. Sobre la película que analiza en este artículo, puedo decir que es de mis claustrofóbicas favoritas. El mensaje contra la inminente amenaza comunista es mas que evidente (tambien reflejado en mi otra favorita: la invasion de los ladrones de cuerpos, en sus tres versiones). La derivación propagandistica protagonizada por el señor Reeves es menos trabajada en cuanto a guión. El impacto social y psicologico queda de lado en un afan por navegar subtramas engorrosas que nada dejaron. Igual resultado vemos en la versión "Spielberiana" de "la guerra de los mundos", todo un desastre argumental amparado por el frenesí de efectos visuales... Me gustaría usar algunos de sus artículos en mi blog de cine, sin dejar de darle crédito, por su puesto. Espero contar con su aprobación...www.zonadeguitian@gmail.com
ResponderEliminarhoy vi en la tele la remake del : dia que paralizaron la tierra y descubri este fantástico blog...yo vi la original cuando tenía 11 años ( hace 63 años ) y me marcó para siempre...es la primera vez que opino en un blog, lo que pasa que todos los temas me resultan fascinantes...tengo algún ejemplar de Hora cero, las revistas bimensuales Planeta ...bueno, gracias por compartir y la calidad del material, que recién estoy descubriendo...
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