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viernes, 1 de enero de 2016

DESDE UN PIBE VESTIDO DE AMARILLO A UN SUPERHOMBRE

“La serie de comics, hija del comercialismo y la tecnología, concebida por descuido y nacida por accidente, iba a crecer y proliferar en todas direcciones antes de que alguien pensara siquiera en darle un nombre”


Maurice Horn –A History of the Comic Strip- 

Desde mi más tierna infancia, las historietas han formado parte de mi acervo cultural. 

Cuando mi papá me compró la primera revista de Tarzán que era publicada por la Editorial Novaro, allá por mediados de los 60, me di cuenta de manera inmediata que un nuevo universo de emociones se estaba desplegando ante mí. Esos increíbles cuadernillos realizados con un papel de dudosa calidad supieron ganarse mi corazón y exacerbar mi gran pasión comiquera.

Las historietas, tal es el nombre con el que son conocidas en la Argentina, recibieron diferentes nombres en aquellos países en los cuales fueron recalando. En Italia se llaman fummetti. En España tebeos. En Francia y Bélgica bande dessinée. En Portugal banda desenhada. En Brasil quadrinhos. En Japón manga.

Muchas acepciones para un solo artículo de hechura barata, pero (mal que nos pese) existe un nombre que lo define por sobre todos ellos… un nombre que fue ganado en el país en el cual fueron creados: Comic Book.

Este formato gráfico tiene de por si una larga historia que se remonta a unos cuantos años antes de la aparición del mismo tal como es conocido en nuestra actualidad.

Rudolphe Töpffer (Suiza, 1799-1846) y Wilhelm Bush (Alemania, 1832-1908) fueron los primeros en desarrollar narrativas pictóricas que se convertirían en los precursores más antiguos de los comics de los cuales se tiene conocimiento. Si bien había una continuidad argumental, los mismos tenían bloques de prosa o versos ubicados al pie de las viñetas en lugar de los tradicionales globos de diálogos (baloons) tal como los conocemos en la actualidad.

Desarrollado tanto en Europa como en los EE. UU., el comic fue creciendo año tras año y comenzó a ocupar un lugar de importancia dentro del acervo cultural. Muy pronto este último país fue poniéndose por delante de su par europeo, llegando a convertirse en una industria en sí misma, un hecho que le permitiría incluso trasponer sus propias fronteras para hacerse conocer en todo el mundo. 

Sin duda alguna, el comic obtuvo su mayor apoyo en el seno de la industria periodística norteamericana, sobre todo gracias a los suplementos dominicales de la prensa neoyorquina y , por sobre todas las cosas, su evolución estuvo firmemente ligada a una dura competencia de índole comercial. 

Toda esta movida se debió a la rivalidad existente entre los dos diarios más importantes que eran publicados en la ciudad de Nueva York. Uno de ellos era el New York World de Joseph Pulitzer (1847-1911) y el otro era el Morning Journal, perteneciente a William Randolph Hearst (1863-1951). Ambos periódicos se enzarzaron en una feroz batalla comercial por tratar de atraer a la mayor cantidad de público lector, a fin de transformarse en el diario de mayor tirada de la Gran Manzana. 

En 1893, el New York World se le ocurrió editar un suplemento dominical a color (Sunday Strip) en el cual fue publicado material ilustrado y chistes. Esta nueva movida tuvo la virtud de generar un gran interés entre aquellos que compraban el diario. Un par de años más tarde, ese suplemento sería testigo de la aparición de lo podría ser considerado como el primer comic.

El de febrero de 1895 dicho suplemento publicó una viñeta, originalmente aparecida en la revista Truth, en la cual se describía de manera humorística al Down Hogan´s Alley, uno de los barrios obreros de la ciudad de Nueva York, el cual fue escrito y dibujado por Richard Felton Outcault (1863-1928). En la misma haría su aparición un muy particular personaje calvo que se hallaba vestido con un camisón de tonalidad amarilla en el cual podía leerse comentarios de carácter jocoso.

Dicho personaje sería conocido con el nombre de Yellow Kid y tendría el honor de ser la primera historieta en el cual era presentado un personaje fijo.

Al año siguiente, Outcault saltó a las filas del diario de Hearts, en donde su creación pasaría al formato en color (de allí que el camisón tomó de manera definitiva el color amarillo) y cambiaría su estética visual. El Yellow Kid ya no se limitaba a hacer su aparición en una única viñeta, sino que vivía una historia de carácter secuencial. Incluso, en una publicación que data del 25 de octubre de 1896 conocida como The Yellow Kid and his New Phonograph, hizo su aparición un loro que hablaba a través del uso de un globo de diálogo.

El éxito obtenido por esta serie tuvo como consecuencia directa que se produjera un aumento en la venta de diarios. Como era de suponer, la competencia se encargó de editar sus propias páginas dominicales, con el consecuente aparición de nuevas creaciones en el campo de la historieta. 

Como los editores querían no solo vender los diarios del domingo, nació la idea de realizar tiras diarias (Dayly Strips), las cuales aparecieron por primera vez en el Chicago American (1904) y en el San Francisco Chronicle (1907), esta última con la serie Augustus Mott.

En 1910, Harry Hershfield (1885-1974) creo en 1910 el Strip conocido como Desperated Desmond para el Morning Journal, el cual se transformaría en la primera historieta seriada con una estructura narrativa volcada hacia la aventura. Con ella el camino hacia la génesis del Comic Book comenzaba a ser construido.

La creciente sensación de que estaba siendo gestado un muy buen negocio, llevó a que muchos editores se prendieran en la modalidad de reimprimir en álbumes las diferentes series que habían hecho su aparición en las tiras de prensa. 

Entre 1903 y 1909 se editaron libros recopilatorios con historias como Buster Brown (una de las creaciones de Outcault), Mutt y Jeff (1907- Bud Fisher, Al Smith y George Breisacher), Little Orphan Annie (1924- Harold Gray), Bringing up Father (1913- George McManus) y Felix the Cat.

Pero la mayor baza para que la expansión de este material llegara a todo los EE. UU., y posteriormente al resto del mundo, se debió sin duda alguna a la tarea realizada por los Syndicates (aparecidos en 1865) los cuales se encargaron de repartir las tiras de prensa a partir del año 1890.
Corría el año 1929 y una profunda depresión económica comenzó a hacerse presente por todo el territorio estadounidense. Miles de personas, del día a la noche totalmente empobrecidas y sin trabajo a la vista, hacían largas colas con el fin de poder obtener algo caliente para llevarse al estómago. 

La casi eterna desesperanza y la lucha por sobrevivir esos malos tiempos permitieron el florecimiento de medios culturales de carácter escapista y bajo costo. Medios masivos como el cine, las novelas pulp y los comic strip, tuvieron la impensable misión de trasladar al público hacia exóticos y fantásticos mundos que se hallaban muy alejados de las rudas y frías realidades que tenían que vivir cada día de su vida.

Personajes como Tim Tyler´s Luck (1928- Lyman Young), Tarzan (1929- Harold Foster), Buck Rogers (1929- Philip F. Nolan y Dick Calkins), Scorchy Smith (1930- John Terry), Dick Tracy (1931- Chester Gould), Brick Bradford (1933- Clarence Gray), Radio Patrol (1933- Eddie Sullivan y Charles Schmidt), Secret Agent X 9 (1934- Dashiell Hammett y Alex Raymond), Flash Gordon (1934- Alex Raymond), Jungle Jim (1934- Alex Raymond), Mandrake the Magician (1934- Lee Falk) y Terry and the Pirates (1934- Milton Caniff), cumplieron más que dignamente  con ese cometido desde las páginas diarias y dominicales de los periódicos y en el nuevo formato que sería conocido como Comic Book.
Si bien todavía no se acomodaba a los cánones de lo que actualmente todos conocemos como Comic Book, hizo su aparición en los puestos de venta de diarios la revista The Funnies

Editada en 1929 por Dell Publishing, cuyo dueño era George De La Corte, la misma era una publicación de 16 páginas a cuatro colores en formato tabloide impresas en papel de diario por Eastern Color Printing y que fue vendida a 10 centavos. Su duración en el mercado fue de 36 números y en sus páginas fue presentado material que ya había hecho su aparición en los diarios.

En 1933, George Janosik, Max Gaines y Harry Wildemberg se les ocurrió la idea de hacer una prueba para la confección de una revista que tuviera un tamaño menor que el formato tabloide. Wildemberg fabricó un cuadernillo en papel de diario de 25 x 18 centímetros en donde se recopiló material de los Comic Strip más exitosos.

Con ese nuevo formato, en ese mismo año hizo su aparición Funnies on Parade, que contaba con una tirada de 10.000 ejemplares que fueron entregados de manera gratuita mediante la presentación de unos cupones que eran dados por las grandes cadenas de almacenes. Gracias a un acuerdo con los Syndicates Mc Naught y Mc Clure, en sus páginas hicieron su aparición Mutt and Jeff y Joe Palooka (1921- Ham Fisher).

A pesar de la gran aceptación por parte del público por esta nueva idea, Dell Publishing no le vio un futuro venturoso por lo que terminó dejándolo de lado. Afortunadamente, la Eastern Color Printing  no lo vio de la misma manera y, junto a American Newspaper Company, se encargó de que el comic book  no desapareciera del mercado.

Max Gaines, que poseía una mayor visión comercial, observó de inmediato el manifiesto interés de la gente de todas las edades por los comics y todo eso le llevó a pensar que no sería una mala idea cobrar por ellos. 

Fue así como hizo su aparición Famous Funnies: A Carnaval of Comics (1933), una revista de 64 páginas, que se transformaría en el primer Comic Book encarado de manera comercial. El mismo tenía un costo de 10 centavos y fue distribuida por Eastern.

Para 1934, la mayor parte de las editoriales terminaron prendiéndose en el negocio de las reimpresiones del material de la prensa en este formato y numerosos comics hicieron su aparición. Pero a los mismos aún les faltaba algo que se encargara de definirlos de una manera más cabal y los alejara de ser una simple reimpresión de los Comic Strip que eran publicados en los diarios.

Ese gran paso llegaría de manos del Comandante Malcolm Wheeller-Nicholson (1890-1965), quien fue el fundador de la National Allied Publishing (que varios años más tarde sería conocida como DC Comics). 

Este personaje muy particular no se sentía demasiado inclinado por pagar lo que los periódicos deseaban para que sus tiras fueran recopiladas, por lo que tuvo la idea de publicar material inédito realizado por autores noveles a los cuales les pagaba poco menos que una miseria. ¡Un auténtico negrero!
Junto al editor Vince Sullivan, Weller-Nicholson editó la revista New Comics (12/1935) en la cual fueron publicados personajes de aventura como Steve Conrad, Adventurer (Creig Flessel), Dale Daring (Dick Ryan), Rusty and his Pals (a cargo de un novato Bob Kane… no sé si lo conocen), The Monastery of the Blue God (Malcolm Wheeller-Nicholson), Sage Brush´n Cactus (Robert Leffingwell), Jibbly Jones (Tin Sullivan), Sir Lion Beef (Robert Leffingwell), Federal Men (de Jerry Siegel y Joe Shuster) y adaptaciones ilustradas de novelas como Robin Hood, Historia de dos Ciudades de Charles Dickens y She de Edgard Rice Haggard
A partir de 1936 esta revista pasaría a llamarse New Adventure Comics y posteriormente sería conocida como Adventure Comics, en donde haria su aparición en un futuro cercano el personaje que sería conocido como Superboy.

Otra de las renovaciones aportadas por la National fue el de poner en el mercado un comic dedicado a un único género. Tal fue el caso de Detective Comics (3/1937), el cual fue creado por Nicholson y Harry Donenfeld, un editor de novelas erótico-policiales como Spicy Detective y Spicy Romance

En dicha revista podían leerse historias policiales que se hallaban directamente inspiradas en las novelas pulp como La Sombra y The Spider. Unos años más tarde esta publicación tendría el gran honor de tener en sus páginas nada menos que a Batman, el hombre murciélago.

A pesar que las ventas eran bastante buenas, el gran éxito de los Comic Books se debería al arribo a nuestro planeta de un ser extraterrestre que, provisto de increíbles poderes, se transformaría en el gran gestor de del género superheroico.

El nombre de ese personaje era Supermán.

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