Cargado de visiones de un futuro apocalíptico largamente esperado, el 2012 por fin ha llegado. Habiendo pasado ya 12 años del tan mentado siglo XXI, y con algunas copas encima, me puse a reflexionar sobre ese futuro tan largamente esperado.
Hace muchos años, en mi añorada niñez, me hicieron creer que en el siglo XXI íbamos a conquistar el sistema solar con inmensas naves espaciales, viajar en autos voladores por entre los imponentes edificios de una megalítica ciudad y que nuestros hogares serian atendidos por hacendosos robots de cerebro positrónico similares a nosotros. En esos tiempos llegué a tener la sensación de que las películas y novelas de ciencia ficción a los cuales tenía acceso eran poco menos que una incuestionable realidad.
Para mi joven e inocente cabecita, el siglo XXI se había transformado en la razón de mí existir en este planeta.
Lamentablemente, ese futuro por fin llegó y no hay naves espaciales, ni autos voladores ni mucho menos sirvientes robots. Lo único que ha llegado a alturas inconmensurables es la violencia inherente en todos los seres humanos, cambiando el garrote por las bombas atómicas y las computadoras al servicio de ellas.
El futuro es hoy… y es una reverenda mierda.
¿Algunos de ustedes, queridos lectores, cree realmente que alguna vez habrá paz en este mundo? Permítanme esbozar una sonrisa cargada de ironía...
Aunque no nos guste admitirlo, el ser humano es violento por naturaleza. Somos un perfecto producto de las leyes evolutivas llevadas al extremo. El fuerte cebándose del débil. Nos gusta el olor de la sangre y, una vez que la probamos, no podemos dejarla de lado.
Por cada Madre Teresa, Ghandi o Rene Favaloro que nacen, llegan a este mundo 100 Adolf Hitler, George Bush, Osama Bin Laden o Charles Mason los cuales se la pasan jodiendo al prójimo.
Por cada obra de bien realizada, que lleva un paso hacia adelante a la atribulada humanidad, hay 100 actos malvados que nos hacen retroceder muchos casilleros, como si nuestra existencia fuera un macabro juego de la vida en donde no existen ganadores.
Ni hablar de nuestros elegidos por voto popular que, sordos a los constantes reclamos del pueblo que los eligió, únicamente piensan en el dinero y el poder que acarrea el llegar a un puesto de importancia. De nada sirven las manifestaciones de paz, amor y derechos sociales para estas inhumanas criaturas sedientas de poder, más peligrosas que muchos de los fantásticos monstruos que puedan ser descriptos en las historias de terror.
A las palabras solidaridad, amor y paz se contraponen otras como odio, violencia, asesinato, segregación, intolerancia, miseria, hambre, crueldad y por supuesto guerra. En nombre de supuestos destinos patrióticos, la democracia y la igualdad, el ser humano ha emprendido crueles enfrentamientos contra sus hermanos genéticos, los cuales llegaron a su mayor refinamiento a partir del siglo XX.
La Primera Guerra Mundial. La guerra Ruso Japonesa. La Segunda Guerra Mundial. La Guerra de Corea. El conflicto de Vietnam. La guerra de los 6 días. La guerra de Afganistán. La tormenta del desierto. Estos nombres son tan solo una pequeña muestra de lo atareados que estuvimos durante estos últimos 112 años. A eso le debemos agregar los periodos entre guerras en donde, para no aburrirnos, inventamos cosas como la guerra fría, las bombas atómicas, las torturas, el narcotráfico, el terrorismo y otras que no quiero ni recordar, pero que suenan tan mal como las arriba mencionadas.
La guerra no solo ha servido para apoderarse de algo codiciado, sino que también se usó para tapar otros secretos aún más oscuros. Sin ir mas lejos recordemos la aventura emprendida por el gobierno militar de facto en 1982 que, con el fin de tapar sus desaciertos, nos embarcaron en una gesta de la que probablemente aun estemos pagando los costos. Por supuesto no es la única guerra que, embanderada en una supuesta causa justa, se ha llevado a cabo. Sinó pregúntenle al ex presidente George Bush y sus locas teorías de armas de destrucción masiva.
¡Señoras y señores, tengo algo que decirles!... ¡La Guerra no sirve para un carajo! Sus únicos logros han sido la muerte de gente inocente, tanto de un lado como del otro.
Me importa una mierda las motivaciones de la misma, ya que la muerte de un niño (ya sea victima del hambre o una bala) no justifican ninguna creencia política, económica o religiosa. Solo nos debe importar el hecho de que hay gente muerta. Personas con futuros truncados. Hombres y mujeres que podrían haber sido músicos, médicos, escultores, químicos o actores. Tal vez habrían descubierto una cura definitiva para el SIDA o lograrían construir un nuevo motor que no necesitaría quemar combustible fosil. Hasta pudiera haber sido posible que alguno de ellos se hubiera transformado en el nuevo Mesías de un futuro venturoso. Pero la única realidad es que son tan solo gente muerta.
Estamos transitando este nuevo siglo con una pesada carga de pecados a cuestas que, como si fueran incurables llagas purulentas, poco a poco van corrompiendo nuestras cansadas almas.
Muchos de los que lean todo esto pensaran que soy un pesimista y yo les respondo que simplemente soy una persona realista, que trata de ver los acontecimientos de la humanidad con cierta imparcialidad. Creo que si observáramos nuestro paso por este mundo con esa simple manera de pensar, podríamos por fin comprender la locura que lo infecta y, en una de esas, poder llegar a curarla.
Quizá así, las palabras esperanza, amor y paz cobren por fin su verdadero significado.
Como siempre ...alucinante y tristemente verdadero lo que planteas.
ResponderEliminarUna ves hechada a andar la maquina jamas puede parar...somos la suma de las partes de todos los chinos, negros, blancos, pobre, ateos, ricos y creyentes y a lo unico q respondemos es a nuestro instinto de placer y queres mas.
... asi estamos
Sólo te digo amén a todo lo que has mencionado. Totalmente de acuerdo
ResponderEliminarSi bien es cierto que la vida está llena de pálidas y que el futuro que nos prometieron en verdad no existe, también tenemos algunas pocas alegrias como saber que hay amigos que piensan como uno, que individualmente no podremos hacer mucho para que cambie la cosa, pero algun día llegaremos a encontrarnos con la máquina del tiempo o con la lámpara de Aladino, para trasladarnos a tiempos futuros y ver que queda de todo esto y pidiendo tres deseos hagamos un mundo mejor.
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